Publicado en el diario El Cordillerano del 21-08-15.
Aún está candente el escándalo que desató la sentencia de la Cámara de Casación Penal bonaerense que le redujo la pena a un hombre condenado por abuso sexual a un niño de 6 años, sustentándose en que supuestamente el menor era gay y estaba acostumbrado a los abusos sexuales.
Aún está candente el escándalo que desató la sentencia de la Cámara de Casación Penal bonaerense que le redujo la pena a un hombre condenado por abuso sexual a un niño de 6 años, sustentándose en que supuestamente el menor era gay y estaba acostumbrado a los abusos sexuales. Hace muchos años atrás en Brasil (1996), el Supremo Tribunal Federal concedió un Habeas Corpus para absolver a un condenado por estupro, con violencia presumida contra una menor de 12 años. El caso tuvo enorme repercusión en la sociedad entera ya que era la primera vez que se reconocía que los delitos sexuales contra los menores podían ceder ante el consentimiento de la víctima, relacionado a la apariencia del menor, sus costumbres, y circunstancias de las cuales se podría concluir una inducción al error en cuanto a la edad de la víctima.
Estos dos antecedentes de la justicia, los cuales no compartimos en absoluto, nos hacen pensar sobre la relación que existe entre internet y el despertar sexual de los menores. A simple vista uno puede ver que estamos viviendo un proceso de erotización de los niños, que se inicia en la infancia y se acelera en la pre adolescencia. El 50% de los menores de 15 años ya tiene una vida sexual activa. Los especialistas afirman que esta erotización precoz modifica incluso la biología, siendo que la primera menstruación les llega a las niñas a los 10 u 11 años promedio. Antes se estimaba a los 15 años. En este problema que planteamos existen dos actores. Por un lado, los propios niños que victimizados por los medios de información anticipan su sexualidad. En segundo lugar, los adultos que terminan deseando a los menores como objetos sexuales, perdiendo la capacidad de distinguir entre el sexo lícito del ilegal. Sin dudas la televisión es la principal tecnología, por su llegada masiva, que bombardea todo el día estimulando la erotización de la infancia. Novelas, bailes, letras de músicas, publicidades y un sinfín de situaciones cotidianas insinúan, muchas veces explícitamente, las bondades del sexo, pero dirigiéndose al público infantil. Muchos recordarán como revistas nacionales vendían a las “lolitas”, modelos menores de edad convertidas en objetos de deseo sexual. La facilidad con la se consigue acceso a pornografía en internet y el anonimato de los pedófilos, hacen de este nuevo mundo virtual un verdadero caldo de cultivo de relaciones sexuales ilegales. Uso relaciones sexuales en su sentido más amplio, no solo refiriéndome a accesos carnales sino que también a conversaciones eróticas, intercambio de fotos, y hasta la masturbación frente a la webcam. ¡Sr. Padre, todo esto puede ocurrir en el living de su casa! Sebastián A. Gamen |