Nota publicada en el diario Perfil el 11-04-23
Siguiendo las tendencias a las que veníamos acostumbrados, chatGPT alcanzó el millón de usuarios en apenas 5 días desde su lanzamiento en noviembre de 2022, y en enero ostentaba los 100 millones de usuarios activos. Siempre vale recordar estas cifras, Netflix necesitó tres años y medio para llegar al millón de usuarios, Twitter los alcanzó en dos años y Facebook en diez meses.
Siguiendo las tendencias a las que veníamos acostumbrados, chatGPT alcanzó
el millón de usuarios en apenas 5 días desde su lanzamiento en noviembre de
2022, y en enero ostentaba los 100 millones de usuarios activos. Siempre vale
recordar estas cifras, Netflix necesitó tres años y medio para llegar al millón
de usuarios, Twitter los alcanzó en dos años y Facebook en diez meses.
Hoy en día, con el furor que causó chatGPT podríamos decir que estamos en
los albores de la popularización de la inteligencia artificial, aunque escribir
estas líneas contrasta con el casi 50% de pobreza de nuestro país. Hasta mi
madre que creció sin televisor usa, habla, y se asusta, de la inteligencia
artificial.
El chatGPT (Generative Pre-Trained Transformer) es un tipo de inteligencia
artificial, hay varios. Específicamente el chat encuadra en los procesadores de
lenguaje natural, conversacionales, logrando correlacionar patrones de
información para responder consultas sobre la mayoría de los temas, casi todos.
Para este propósito ChatGPT usa una base de datos estática, al menos por ahora.
Es decir, no se retroalimenta de los usuarios de manera dinámica, ni tampoco
está conectado a internet. Este es un punto fuerte del desarrollo, evitando así
desaprender, como ocurrió con TAY, la IA de Microsoft que al interactuar con
usuarios humanos se volvió a los pocos días en xenófoba y racista.
Si bien los usuarios juegan y prueban el chat en su aplicabilidad más
simple, haciéndoles preguntas, el potencial es mayor que eso. Esta IA puede escribir
códigos en lenguajes de programación, hace resúmenes de texto, prepara
itinerarios de viaje, escribe poesías, novelas, crea músicas, guiones de
películas o resolver problemas matemáticos complejos, para citar algunos otros
usos.
De acuerdo a estas funcionalidades ya se pueden encontrar varias
publicaciones enseñando a ganar dinero con el chat. Dentro de esas ideas, el
diseñador de marca Jackson Greathouse Fall le encomendó a GPT-4 que lo ayudase
a invertir US$ 100. El chat le sugirió crear un site para promover links de
produtos ecológicos. Fall entonces le pidió ayuda para el desenvolvimiento del
logotipo usando Dall-E 2 (una IA de gráficos), produzca contenido y decidiera
la inversión en publicidad en redes sociales, lo que dio como resultado final una
ganancia de US$ 1.378,84. Arvind Narayanan, profesor de ciencia de la computación
en la Universidad de Princeton, dijo que le llevó menos de 10 minutos que GPT-4
escriba un código que convierta URLs en
citas biográficas, tarea que para el autor era tediosa y le hacía perder tiempo.
Reid Hoffman, cofundador y presidente ejecutivo de LinkedIn, uso GPT-4 para
escribir el libro "Impromptu: Amplifying Our Humanity Through AI".
Que las tecnologías sean adoptadas por las personas en tan poco tiempo no
nos da respiro, no nos deja reflexionar, característica propiamente humana. Por
eso, no me asombra la carta emitida por CEOS y personalidades del mundo
tecnológico pidiendo una pausa para pensar sobre las consecuencias del
desarrollo de la IA. Algunos años
anteriores, ya hubo voces en contra del desarrollo de la IA, pero el desarrollo
de esta tecnología sigue avanzando. Quizás ahora que está en boca de todos, es
una nueva oportunidad para que realmente pensemos en sus consecuencias.
Aún cuando para muchos chatGPT sea pura magia, esconde detrás no pocas
limitaciones. Me saltearé las limitaciones técnicas, visibles en la interacción
con el software, pero que no hacen al fondo de la cuestión. Por ejemplo, muchas
veces responde de manera contradictoria a la misma pregunta. Los problemas que
sí me preocupan son la desinformación, o mejor dicho la falta de citas o
fuentes bibliográficas de sus respuestas. Creo que este tipo de desarrollos no
debe distraernos del filtro burbuja, o sesgos de información. Tampoco debemos
olvidarnos de los sesgos discriminatorios, en todas sus posibilidades: género,
raciales, socioeconómicos, políticos, religiosos, y todos los que un algoritmo
podría crear con análisis de datos.
Otro de los problemas es la falta de contexto y la falta de sentido común,
características humanas, y que aún la IA no tiene. Estas dos características le
imposibilitan a la IA comprender el entorno, comprender significancias, algo
bien distinto de significados. Cómo señala Juan Corvalán en su libro “ChatGPT
vs GPT-4. ¿Imperfecto por diseño? Explorando los límites de la inteligencia
artificial conversacional”, la IA no califica como discurso del odio ciertas
afirmaciones sobre la eliminación de los subversivos, porque sólo pueden
comprenderse si se conoce la historia política y social argentina, y en
especial, el último golpe de estado.
El desarrollo de la IA, el cual hace años existe y que ya la tenemos
presente en muchos ámbitos de nuestras vidas sin que muchos lo hayan percibido
antes, es positivo para la humanidad. No quiero extenderme en demasía, aunque
el tema lo amerite, pero hay desarrollos de IA que detectan tempranamente
enfermedades como el cáncer. Como conclusión, lo que puede decir es que en el
desarrollo de tecnologías tan delicadas y trascendentales debemos ser
conscientes que para tener buenas inteligencias artificiales, debemos primero
ser mejores humanos.