Publicado en el Observatorio Iberoamericano de Protección de Datos el 07-06-16.
La biometría es una tecnología usada a diario. Desde que registras tus huellas digitales en un cajero automático, en la entrada de tu trabajo, hasta las fotos que te sacan cuando ingresas a un edificio sofisticado, y ya no tanto.
La biometría es una tecnología usada a diario. Desde que registras tus huellas digitales en un cajero automático, en la entrada de tu trabajo, hasta las fotos que te sacan cuando ingresas a un edificio sofisticado, y ya no tanto.
Otras veces, la biometría se usa sin que lo sepas. Con solo subir tus fotos a Facebook o a cualquier red social ya dejas plasmados los datos biométricos de tu rostro, por ejemplo.
En Rusia la aplicación FindFace busca personas dentro de la red social VK, muy popular y en crecimiento en ese país (200 millones de usuarios). Este software compara un rostro con una base de datos de mil millones de fotografías y logra identificarla con un 70% de exactitud.
Lo que podría ser una aplicación del montón, no lo es. Ostenta el número de 500 millones de usuarios y un promedio de 3 millones de búsquedas mensuales. Pero eso no es nada, la ciudad de Moscú contrataría sus servicios para revisar las imágenes de sus 150 mil cámaras ubicadas en lugares públicos.
El uso de la biometría es de lo más variado. Desde la búsqueda de criminales o sospechosos, hasta la búsqueda del amor de tu vida. Sacarle una fotografía a una chica en el bar o en el colectivo basta para luego buscarla en internet y obtener más información, mucha más.
Pero sorprendentemente los fundadores de FindFace piensan en una utilidad más corporativa. Un local comercial podría con una simple cámara de vigilancia en la puerta filmar a las personas que se detienen a ver una vidriera para luego, ir a su caza. Una vez identificados se podría enviarles puntualmente publicidad. Lo mismo puede acontecer con las personas que pasan diariamente por la vereda de tu local.
Esta aplicación, creada por Artem Kukharenko (26 años) y Alexander Kabakov (29 años), viene a generar una polémica aún mayor sobre los derechos a nuestros datos e intimidad.
El rostro goza de protección jurídica y es un dato de la persona. Pero, no es menos cierto que la aplicación solo hace una búsqueda comparativa y que los datos se encuentran en otro sistema, el cual podría cumplir con toda nuestra legislación vigente. Por ejemplo, estar debidamente inscripta. En Argentina estos temas no están debidamente contemplados.
En la reciente legislación Europea la biometría facial ha merecido una especial protección por ser sensibles en relación con los derechos y las libertades fundamentales, ya que el contexto de su tratamiento podría entrañar importantes riesgos para los derechos y las libertades fundamentales. Así el Artículo 9 prohíbe expresamente “el tratamiento de datos biométricos dirigidos a identificar de manera unívoca a una persona física”.
Es decir, la tecnología existe y siempre habrá personas que puedan usarla. El fundador de FinFace ha dicho que las personas deben aceptar que viven rodeadas de tecnología, que se dispone en tiempo real de sus movimientos e intereses, y que eso es algo que no se puede detener de ninguna manera.
Estas tecnologías pueden usarse para muchas cosas. El bien y el mal están a la vuelta de la esquina. Los legisladores deben pensar que la pereza en regular estas cuestiones pueden causar mucho daño a la sociedad.