Nota publicada en el diario Perfil el 07-09-20.
Es un poco desalentador que se estí©n discutiendo los beneficios de considerar a internet como servicio público, cuando el mundo avanza a un ritmo escalofriante en materia tecnológica.
Es un poco
desalentador que se esté discutiendo los beneficios de considerar a internet como
servicio público, cuando el mundo avanza a un ritmo escalofriante en materia
tecnológica.
Hace años que se habla
sobre las brechas digitales, y hoy en día se reconocen como mínimo otras dos
más críticas que la primera. La primera y más básica tiene que ver con el
acceso a internet y a las tecnologías de la información. La segunda brecha se
relaciona a como las personas saben utilizar estas tecnologías, y la tercera
brecha se basa en la calidad de uso.
La inteligencia
artificial viene a incomodar, a crear otra brecha digital, o agrandar las que
ya existen.
La brecha
digital.
La idea de brecha
digital aparece en la década de 1990 cuando se reconocen las diferencias
existentes en el acceso a internet y a las computadoras por la población en los
Estados Unidos. Exactamente, se comienza a hablar de brecha digital después que
se aprobara la Ley de Computación de Alto Rendimiento - High Performance
Computing-.
La brecha digital fue
notoria con el acceso popular a internet, cuando las personas con nivel
socioeconómico más alto y en zonas urbanas comenzaron a tener conectividad en
sus hogares, escuelas o bibliotecas.
Por esos años se
hablaba de dos categorías de ciudadanos, los que tenían (“haves”) y los que no
tenían (“have-nots”). Algunos títulos del diario The New York Times decían “Una
nación pondera su creciente brecha digital” o “Un nuevo golfo en la educación
americana, la fisura digital”.
Ante esa realidad la
Administración Nacional de Telecomunicaciones e Información durante la
presidencia de Bill Clinton publicó un informe (1995) titulado “Cayéndose por
entre la red: encuesta sobre los que “no-tienen” en la América rural y urbana”,
que llegó a la conclusión de que los pobres, las minorías en los centros
urbanos y las áreas rurales no tenían acceso a computadoras o internet.
Con el cambio de
milenio cerrar esa brecha digital se volvería una prioridad no solo en Estados
Unidos sino en el mundo entero. La democratización y el acceso al conocimiento
se instalan en la agenda mundial. La declaración de principios de la Cumbre Mundial
sobre la Sociedad de la Información, titulada “Construyendo la sociedad de la
información: un reto global en el nuevo milenio” (2003), estableció como un
objetivo de desarrollo para todas las naciones la creación de un puente para
cerrar la brecha digital. Paralelamente a esta declaración los gobiernos de todo
el mundo realizaron sus máximos esfuerzos para conectar a las personas a
Internet y construir una infraestructura digital eficiente.
Inteligencia
artificial (IA).
El término
inteligencia artificial no es nuevo, aunque el desarrollo está llegando cada
vez más a los consumidores finales, principalmente por intermedio de los
smartphones. Siri – Apple- o el asistente de Google –Android- son verdaderas
herramientas que se deben considerar y entrenar eficientemente.
La inteligencia
artificial es un sistema de programación que consigue aprender y así tomar sus
propias decisiones, diferenciándose de los sistemas que las toman de acuerdo a
lo previamente programado. Se dice que la ecuación de esta tecnología es Big
data + Modelos eficientes de datos + Cloud Computing.
A pesar de lo que
piensan muchas personas la IA está presente en muchas actividades de nuestras
vidas.
La vemos a diario en
el uso de aplicativos de rutas o navegación, ya sea Google Maps o Waze. Los
buscadores de Google son diferentes para cada persona, y sabemos que cada uno
de nosotros le enseña al algoritmo cotidianamente para que los resultados sean
cada vez más exactos y afines a nuestras preferencias. En el comercio
electrónico sucede lo mismo. Amazon usa IA para ofrecernos los productos más
afines a nuestros gustos, necesidades y localización. Existen aplicativos que
nos pueden beneficiar mucho en materia de administración de finanzas
domésticas, inversiones y mismo en la administración del home banking.
Finalmente, Netflix y Youtube usan IA para hacernos mejores y más refinadas
recomendaciones, lo mismo ocurre en las redes sociales o aplicativos de música
como Spotify.
Pero además, los
asistentes personales –Alexa, por ejemplo- son posiblemente la clave de un
futuro que ya se puede acariciar.
¿En qué nos beneficia
una mejor IA?
La integración de la
IA en la vida cotidiana de las personas es una fuerte amenaza que impacta y
amplifica la brecha digital.
Tener los software de
IA más desarrollados, saber usarlos y entrenarlos correctamente no solo trae
como ventaja ahorros de tiempo, obtener mejores y más eficientes resultados en
las búsquedas, sino que trae considerables consecuencias en tratamientos de salud,
en educación, trabajo y hasta finanzas.
Entonces ya no se
trata solo del derecho a tener acceso a internet, que es un derecho humano,
sino de tener acceso a la más avanzada tecnología de inteligencia artificial.
Hablar de esto asusta,
y mucho. Pero ocultarlo puede generar un daño mayor, y las personas tienen
derecho a saberlo.