Me pregunto, ¿alguien comprobó la veracidad de lo que se dice?
Son muchos que sienten la obligación de compartir la imagen de un pedófilo, o violador creyendo que están ayudando a su propia familia y a la sociedad. Pero ¿están actuando bien?
Todos somos inocentes hasta que se demuestra lo contrario. Es la justicia el lugar propicio para hacer esas denuncias, y será esta quién condene.
Muchos confunden libertad de expresión con libertinaje. No se puede decir cualquier cosa por internet. O mejor dicho, podrías, pero con las consecuencias legales de la calumnia, el deshonor o del delito que corresponda.
Vale recordar el caso de “Cami”, una joven que decidió sacar una foto y escrachó a un “degenerado” que la miró 1 hora y cuarto libidinosamente durante un viaje en colectivo. Resultó que ese degenerado era un chico autista. Claro que el escrache ya había hecho su daño, con más de 10 mil comentarios agresivos hacía el joven, hasta proponían el linchamiento, y una difusión imparable de la acusación (se compartió 4 mil veces).
La reproducción impensada de estos escraches puede tener consecuencias graves. Nuestro código penal establece multas de hasta $30.000 al que deshonrare o desacreditare a otro o le impute falsamente la comisión de un delito. A esta multa, hay que sumarle la indemnización por daño moral.
La pena no solo recae en quién sube originalmente la falsa denuncia, también cabe para cualquiera que la comparta o reproduzca.
Antes de querer salvar al mundo compartiendo un escrache, tomate algunos segundos para chequear la información. Ante la duda, no la compartas.