Nota publicada en el espacio Opiniones bit a bit del sitio Mexicano abogado.digital el 18-03-20.
Según estimaciones de Moody´s Analtic casi 80 millones de empleos en la economía de EE.UU. están en riesgo alto o moderado. Ese riesgo no necesariamente implica despidos, sino que puede significar falta o retraso de pagos, licencias, reducción en las horas o recortes salariales. Esos 80 millones de puestos de trabajo en riesgo representarían casi la mitad de la fuerza de trabajo activa de los Estados Unidos.
Según estimaciones de Moody´s Analtic casi 80
millones de empleos en la economía de EE.UU. están en riesgo alto o moderado.
Ese riesgo no necesariamente implica despidos, sino que puede significar falta o
retraso de pagos, licencias, reducción en las horas o recortes salariales. Esos
80 millones de puestos de trabajo en riesgo representarían casi la mitad de la
fuerza de trabajo activa de los Estados Unidos.
Esos datos, que son demoledores, son una estimación
de las consecuencias económicas que ocasionará la pandemia en una de las
economías más fuertes del mundo. Podemos pensar entonces lo que podría suceder
en economías emergentes.
Esta pandemia, aún sin ser a la fecha de las
peores de la historia, ha generado un cambio profundo en todo el mundo. El
cierre de fronteras nacionales, y también provinciales afectando la
movilización interna de los países, tendrá un impacto en la economía mundial.
No se sabe de cuanto aún, pero es innegable que lo tendrá.
A los profundos problemas económicos que dejará
la pandemia en el mundo laboral, se suma otro quizás más crítico y que tomará
al mundo también sin preparación: la tecnología.
Antes de todo esto, existían proyecciones de la
Universidad de Oxford que para el 2030 el 47% de los empleos de EEUU serían
realizados por máquinas. “Todo lo que los humanos pueden hacer, lo puede
hacer también una máquina”, esto lo dijo Moshe Vardi, un informático
teórico de la Universidad de Rice.
Cuando hablamos de pérdida de empleos no
decimos que se pierdan los trabajos. A lo largo de la historia quedó demostrado
que acompañando la tecnificación de algunos empleos, fueron creándose otros
nuevos. Un estudio de la consultora internacional Mac Kinsey, constata que “las
nuevas tecnologías han estimulado la creación de muchos más empleos que los que
han destruido y algunos de los nuevos consisten en ocupaciones que no se podía
ni imaginar en un principio”.
Acá no se trata de hacer futurología ni de
espantar con noticias aterradoras o apocalípticas. Pero de esta pandemia el
mundo tomó una buena lección. Algo que han aprendido las empresas que al día de
hoy tienen sus empleados en cuarentena, y en el mejor de los casos haciendo
home office, es que los robots no se infectan.
Entonces, podemos suponer que las grandes
empresas, las que dominan las tendencias mundiales, van a acelerar la
tecnificación lo máximo posible. Si se hablaba que esto sucedería a comienzos
de la próxima década, existe la probabilidad que ocurra antes.
Si llegase a adelantarse la tecnificación, quienes
pierdan sus empleos por la depresión económica que generará la pandemia, se encontrarán
que a las puertas de un resurgimiento económico ya sus trabajos no existan más,
ocupados por las máquinas.